"Tocados por el mar", una nueva exposición de pintura a la qué participan conocidos artistas rumanos contemporáneos explorando las connotaciones literales y metafóricas de la relación entre el agua, la tierra y el hombre.
La imaginación es el perpetuum mobile de la humanidad, un ejercicio constante de ver y prever. Como una semilla primordial de todo lo bueno y todo lo malo, florece de forma diferente según el carácter y la cultura y, destilada en el arte, modela mundos -interiores y exteriores. En WIN Gallery, somos curadores de encuentros entre imaginaciones, siempre anhelando un atisbo de esplendor.
La exposición de pintura que proponemos, "Tocados por el mar", explora las connotaciones literales y metafóricas de la relación entre el agua, la tierra y el hombre. En un continuo que va desde lo sereno y contemplativo a la intensidad cromática y el vigor de la vida costera, pasamos por viajes fantásticos hacia lo-aún-no-conocido, dejando poderosas abstracciones impresas en el alma.
Algunas de las obras seleccionadas llaman todos los sentidos para acompañar la mirada y fusionar. Marinela Măntescu-Isac hace que se sienta el viento y su sonoridad moviendo hierbas y olas, brindando mil aromas al aire fresco y salado. Laurențiu Midvichi igual logra un juego muy agradable con las texturas, endulzando las piedras y acantilados con cuasi-transparencias prestadas del mar. Las acuarelas de Corneliu Dragan tienen una elegancia especial, evidenciando aspectos bohemios de la vida portuaria. Como contrapunto de estas perspectivas dinámicas, Flora Răducan, con su paleta restringida y más sobria, silencia y sosiega todo, casi como si suspendiera el tiempo.
Siendo a la vez recurso vital y fuerza imparable, fuente de mitos y espejismos, sueños y temores, vía de descubrimiento y de intercambio, símbolo de paz y tormenta, escultor de paisajes y destinos, el mar revela, en gotas, su esencia. Por lo tanto, su grandor no se puede restringir a una sola representación.
Constantin Pacea recurre al reduccionismo cromático para subrayar el contraste entre la firmeza de la tierra y el „temperamento” imprevisible del mar.Lisandru Neamțu diafaniza el cielo y el mar y en su punto de intersección, sitúa uno u otro hombre hacia otros horizontes, quizá reales, quizá fantásticos. Daniela Grapă transpone las formas en un idioma proprio del color, tan sugestivo que permite evocar recuerdos e impresiones, reanalizando y recreando el sujeto. Marcel Lupșe representa escenas marinas, animadas por sus característicos elementos vegetales.
Los artistas que contribuyen a esta exposición sorprenden facetas muy diferentes, iluminadas por la razón y la emoción de cada uno. Anka Moldovan estará presente como artista invitadacon su composición titulada Tierra.La historia que nace de este conjunto es interesante no solo porque proyecta la experiencia y el vínculo personal sino porque también alude a la conexión que nosotros, las civilizaciones, construimos con y alrededor de los mares.